Un equipo de científicos de la NASA en el Centro Espacial Johnson y la Universidad de Stanford han encontrado la evidencia que sugiere firmemente la existencia de vida primitiva en Marte hace más de 3,600 millones de años.
El equipo, fundado por la NASA, ha encontrado las primeras moléculas orgánicas de origen marciano; algunas trazas minerales características de la actividad biológica; y posiblemente fósiles microscópicos de oganismos primitivos, parecidos a las bacterias en el interior de una vieja roca marciana que cayó en la Tierra en forma de meteorito. Este conjunto de evidencias indirectas de una vida pasada se presentará en el número del 16 de Agosto de la revista Science, incluyendo las extensas investigaciones de la comunidad científica para alcanzar un consenso futuro que confirmará o negará las conclusiones alcanzadas por este equipo.
La investigación, que ha durado dos años, ha sido co-dirigida por los científicos planetarios Dr. David McKay, Dr. Everett Gibson y Kathie Thomas-Keprta de Lockheed-Martin, todos del Centro Espacial Johnson, con la colaboración de un equipo de la Universidad de Stanford encabezado por el Catedrático de Química Dr. Richard Zare, así como otros seis investigadores universitarios y de la NASA.
"No existen ningún indicio que nos lleve a pensar que esta es la evidencia de la existencia de vida pasada en Marte. Si no, que es una combinación de muchas cosas lo que hemos encontrado," McKay dijo. "Esto incluye la detección por parte de la Universidad de Stanford de un aparentemente único patrón de moléculas orgánicas, compuestos de carbono que son la base de la vida. También hemos encontrado varias fases minerales poco frecuentes que son productos conocidos de primitivos organismos microscópicos en la Tierra. Estructuras que podrían ser microfósiles parecen corroborar todo esto. La relación de todas estas cosas en términos de localizacion, estando a una distancia inferior a varios cientos de milésimas de pulgada unos de otros, es la evidencia más llamativa."
"Es muy difícil demostrar que la vida existió hace más de 3,600 millones de años en la Tierra, por no decir en Marte," afirmó Zare. "El estándar existente de comprobación, que nosotros creemos haber alcanzado, incluye la obtención de una muestra datada con gran exactitud que contenga microfósiles nativos, trazas mienralógicas características de la vida, y la evidencia de química orgánica compleja."
"Durante dos años, hemos aplicado lo último en tecnología para realizar estos análisis, y cremos haber encontrado una evidencia bastante razonable de la existencia de vida pasada en Marte," añadió Gibson. "Nosotros no afirmamos haberlo probado de una forma definitiva. Estamos comunicando esta evidencia a la comunidad científica para que otros investigadores puedan verificar, atacar, mejorar -- refutar si pueden -- este estudio como parte del proceso científico. Después, dentro de uno o dos años, esperamos resolver la cuestión en un sentido u otro."
"Lo que hemos encontrado como interpretación más razonable es de una naturaleza tan radical que sólo será aceptado o rechazado después que otros grupos lo hayan confirmado o refutado," añadió McKay.
La roca ígnea encontrada en el meteorito con forma de patata, de unas 4.2 libras de peso ha siso datada en 4,500 millones de años, la época en la que se formó el planeta Marte. Se piensa que la roca se originó bajo la superficie de Marte y fue fragmentada intensivamente por los impactos de meteoritos que bombardearon los planetas interiores del joven sistema solar. Hace 3,600 o 4,000 millones de años, un período en el que se piensa que el planeta era más cálido y húmedo, el agua penetró en las fracturas de las rocas subterráneas, formando posiblemente un acuifero subterráneo.
Debido a la saturación de dióxido de carbono en el agua, procedente de la atmósfera marciana, se depositaron en las fracturas minerales carbonatados. Los hallazgos de este equipo indican que algunos organismos vivos podrían haber participado en la formación de los carbonatos, siendo fosilizadas posteriormente algunas porciones de estos organismos microscópicos, tal como se forman los fósiles en las calizas de la Tierra. Después, hace 15 millones de años, un gran cometa o asteroide chocó contra Marte, proyectando una porción de roca desde su posición subterránea con fuerza suficiente para escapar de la gravedad del planeta. Durante millones de años, este cacho de roca viajó a través del espacio. Hace 13,000 años se tropezó con la atmósfera de la Tierra y cayó en la Antártida en forma de meteorito.
Es en el interior de los pequeños glóbulos de carbonato donde los investigadores han encontrado un número de características que pueden ser interpretadas como indicios de una vida pasada. En Stanford encontraron grupos de moléculas orgánicas fácilmente detectables denominadas hidrocarbonos aromáticos policíclicos (HAP) que se concentraban en las cercanías de los carbonatos. Los investigadores del Centro Espacial Johnson encontraron compuestos minerales comnúnmente asociados con organismos microscópicos y posibles estructuras fósiles microsópicas.
El mayor de los posibles fósiles tiene menos de la centésima parte del espesor de un cabello humano, y el resto tienen un tamaño próximo a la milésima parte del espesor de un cabello humano -- suficentemente pequeños para que sean necesarios un millar de ellos puestos en fila para medir lo mismo que el punto al final de esta frase. Algunos tienen forma de huevo mientras que otros tiene una forma tubular. En apariencia y tamaño, las estructuras son sorpredentemente parecidas a los fósiles microscópicos de la más pequeña de las bacterias encontradas sobre la Tierra.
El meteorito, denominado ALH84001, fue encontrado en 1984 en el campo de hielo de las Colinas Allan, Antártida, por la expedición anual del Programa para Meteoritos Antárticos de la Fundación Científica Nacional. Fue preservado para su estudio en el Laboratorio de Procesamiento de Meteoritos del Centro Espacial Johnson y su posible origen marciano no fue reconocido hasta 1993. Es uno de los únicos 12 meteoritos identificados hasta ahora que coinciden con la excepcional química marciana medida por la nave Viking que aterrizó en Marte en 1976. ALH84001 es con mucho el más antiguo de los 12 meteoritos marcianos, más de tres veces más viejo que cualquiera de los otros.
Muchos de los hallazgos de este equipo han sido posibles sólo gracias a los recientes avances tecnológicos en la microscopía de barrido electrónico de alta resolución y la espectrometría de masas por láser. Hace sólo unos años, muchas de las características que han sido encontradas no habrían podido ser detectadas. Aunque los estudios previos de este meteorito y otros de origen marciano no encontraron evidencias de vida pasada, se realizaron en general con niveles inferiores de ampliación, sin la ayuda de la tecnología empleada en esta investigación. El reciente descubrimiento de bacterias extremadamente pequeñas en la Tierra, denominadas nanobacterias, impulsó al equipo a realizar su trabajo a una escala mucho más fina que la empleada en los esfuerzos anteriores.
Los nueve autores del informe publicado en Science incluyen a McKay, Gibson y Thomas-Keprta del Centro Espacial Johnson; Christopher Romanek, anteriormente un alumno de post-doctorado del Consejo Nacional de Investigación en el Centro Espacial Johnson y ahora científico en el Laboratorio de Ecología del Río Savannah de la Universidad de Georgia; Hojatollah Vali, un estudiante de pos-doctorado del Consejo Nacional de Investigación en el Centro Espacial Johnson e investigador de la Universidad McGill, Montreal, Quebec, Canada; y Zare, estudiantes graduados Simon J. Clemett y Claude R. Maechling y estudiante post-doctoral Xavier Chillier del Departamento de Química de la Universidad de Stanford.
El equipo de investigación incluye una amplia variedad de expertos en microbiología, mineralogía, técnicas analíticas, geoquímica y química orgánica, dando como resultado un análisis en el que se entrelazaron todas estas disciplinas. Más detalles sobre los hallazgos presentados en el artículo de Science incluyen:
Los investigafores en la Universidad de Stanford utilizaron un espectrómetro de masas por láser -- el más sensible de los instrumentos de su tipo en el mundo -- para buscar la presencia de la familia de moléculas orgánicas denominadas HAP. Cuando los microorganismos mueren, las complejas moléculas orgánicas que ellos contienen se degradan frecuentemente para producir HAP. Los HAP están asociados frecuentemente con rocas sedimentarias antiguas, carbones y petroleos en la Tierra y pueden ser simples contaminantes aéreos. No sólo los científicos encontraron los HAP en cantidades fácilmente detectables en ALH84001, sino que descubrieron que estas moléculas estaban concentradas en la vecindad de los glóbulos de carbonatos. Estos hallazgos parecen ser consistentes con la proposición de que son el resultado del proceso de fosilización. Además, la excepcional composición de los HAP del meteorito es consistente con lo que los investigadores esperan de la fosilización de microorganismos muy primitivos. En la Tierra, los HAP virtualmente aparecen siempre bajo miles de formas, pero, en el meteorito, están dominados por una docena solamente de compuestos diferentes. La simplicidad de esta mezcla, combinada con la falta de HAP ligeros como el metano, también difiere bastante de lo que se había estudiado previamente en los meteoritos no marcianos.
El equipo encontró compuestos poco frecuentes -- sulfuros de hierro y magnetita -- que son producidos generalmente por las bacterias anaeróbicas y otros organismos microscópicos en la Tierra. Los compuestos fueron hallados en posiciones directamente relacionadas con las estructuras en forma de fósiles y los glóbulos de carbonatos del meteorito. Unas condiciones extremas -- condiciones que difícilmente habrían sido encontradas por el meteorito -- habrían sido necesarias para producir estos compuestos tan próximos unos a otros si la vida no estuviera involucrada. El carbonato también contenía pequeños granos de magnetita que son casi idénticos a los restos fósiles de carácter magnético que frecuentemente dejan algunas bacterias sobre la Tierra. Otros minerales comúnmente asociados con la actividad biológica en la Tierra se encontraron en el carbonato también.
La formación del carbonato o fósiles por los organismos vivos mientras el meteorito permaneció en la Antártida se descartó por improbable por varias razones. El carbonato fue datado empleando el método del isótopo padre-hijo con una edad de 3,600 millones de años, y las moléculas orgánicas fueron detectadas por primera vez bien dentro del viejo carbonato. Además, el equipo analizó muestras representativas de otros meteoritos procedentes de la Antártida y no encontró ninguna evidencia de estructuras de tipo fósil, moléculas orgánicas o compuestos y minerales de origen biológico similares a los hallados en el meteorito ALH84001. La composición y posición de los HAP encontrados en el meteorito también parecen confirmar que la posible evidencia de vida es de origen extraterrestre. No se han encontrado HAP en la corteza exterior del meteorito, pero la concentración de HAP aumentó en el interior del meteorito hasta niveles superiores a los que se encontraron siempre en la Antártida. Concentraciones superiores de HAP habrían sido encontradas en el exterior del meteorito, disminuyendo la concentración hacia el interior, si las moléculas orgánicas fueran el resultado de la contaminación del meteorito durante su estancia en la Tierra.
7 de Agosto de 1996
James Hartsfield
Johnson Space Center
(713) 483-5111
David Salsbury
Stanford University
(415) 723-2558
Marte Vida desde Marte: El Descubrimiento